La crianza de un gallo de pelea caracteriza el temperamento del montuvio samborondeño, que se identifica por ser un competidor, luchador y vencedor.
Desde que nacen, los gallos de pelea son entrenados por asentistas. Reciben vacunación, alimentación y cuidados especiales, cumpliendo normas internacionales para que puedan estar aptos para los combates.
Un gallo de pelea está equipado con espuelas de carey, de plástico, hueso de pescado o de acero. En las lidias los asistentes apuestan dinero por su gallo preferido.
La famosa frase ‘palabra de gallero’ es utilizada entre los montuvios del litoral para describir que su palabra es una ley; mucho más si de apuestas o compromisos de juego se trata. Esta frase nació dentro de los coliseos gallísticos donde dos gladiadores (gallos de pelea) se enfrentan en condiciones iguales.